¿Ha cambiado el discurso político del Gobierno en las relaciones con los países árabes?

El mundo arde en conflictos

En España, por desgracia, conocemos muy bien que en política los cambios de rumbo de la misma opción política sobre ciertos asuntos son muy frecuentes. Y también, que esos cambios de opinión no tienen consecuencias en cuanto a votos, ya sea por bien por olvido de los ciudadanos de las posiciones pasadas o bien porque esos cambios se ocultan tras cortinas de humo con otros temas que ocupan el foco mediático. Me voy a centrar en la posición que mantenían antes y mantienen ahora los partidos del Gobierno Español sobre las cuestiones relativas a nuestras relaciones con los países

Marruecos y el Sáhara Occidental

Hace ya tres años que el presidente del Gobierno envió al rey marroquí una carta que cambió radicalmente la política nacional respecto al Sáhara Occidental. Esa carta la envió Pedro Sánchez en respuesta a un chantaje migratorio en Ceuta que había ordenado Mohamed VI. Para evitarlo, el Gobierno Español cambió su política y dio su apoyo al plan de autonomía para el Sáhara Occidental que preconizaba el monarca marroquí.

Anteriormente, España se mantenía bajo el paraguas de las proclamas de las Naciones Unidas respecto al Sáhara, lo que nos daba una posición cómoda. En la actualidad y después de la carta de apoyo a Mohamed VI, y de la posterior visita relámpago de Sánchez a Marruecos, España se encuentra en medio de una pugna por la hegemonía del Sáhara, entre Marruecos y Argelia, tomando partido por el primero, sin un beneficio claro. Es más, me atrevería a decir que con claros perjuicios ya que Argelia es nuestro mayor proveedor de gas (con el 29% del total) y, a Argelia, no le gustó nada ese cambio de postura española.

En síntesis, el líder socialista pasó en apenas un año de desafiar a Mohamed VI, honrando al líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, recibido en La Rioja con todos los honores y el mayor secretismo para ser tratado de una enfermedad, a entregarle el tesoro que más ansiaba: el abandono del Sáhara, a costa de una crisis con Argelia.

¿Cuál fue el motivo de ese cambio de rumbo?

Según informaron ciertos medios de comunicación y confirmó el propio Gobierno, los servicios secretos marroquís habían logrado espiar el teléfono móvil personal de Sánchez. Parece ser que hackearon miles de documentos privados. Después de eso y sin ninguna muestra de enfado, más que una mínima protesta, el Gobierno da un vuelco a las relaciones en la región, poniéndose del lado de Marruecos, sin contar con el Congreso, ni consultar al Rey. ¿Casualidad?

¿Cediendo a Marruecos el Sáhara, podremos proteger Ceuta y Melilla y si me apuran, las Canarias, que son objeto de deseo del rey marroquí? ¿Por qué motivo, el Estado Español subvenciona a Marruecos con fondos públicos?

El Gobierno de Pedro Sánchez ha alcanzado los 1.000 millones de euros en ayudas y préstamos al reino de Marruecos desde que llegó a la presidencia a mediados de 2018 tras ganarle la moción de censura a Mariano Rajoy, según "Vozpopuli".

Parece que el monarca marroquí abre o cierra el grifo de la emigración hacia España a su antojo, según sus conveniencias políticas. ¿Estamos ante un chantaje internacional?

Recordemos también que Marruecos es un aliado indispensable de Israel y Estados Unidos, dos poderosos socios que le dan cobertura y legitimidad ante todos los agentes globales, incluida la Unión Europea.

Conflictos armados 2025

Gaza y otros lugares en guerra

En estos días las voces se alzan, quizás con razón, ante las acciones israelíes contra la población de Gaza. Palestina, ahora, es el territorio que medio mundo defiende en miles de manifestaciones y actos políticos. Se puede entender esta postura cuando ves las impactantes imágenes de hambruna y muerte que los medios de comunicación nos hacen llegar día tras día.

No seré yo quien banalice eso, pero hay que recordar que una organización terrorista controlaba militarmente esa franja y que tenía en su poder a diferentes rehenes judíos. Hamás ha visto en primera fila la catástrofe que está sufriendo el pueblo al que dice defender y no ha movido ficha, hasta justo ahora que dice querer negociar el plan Trump. A mi entender, muy tarde.

Pero centrémonos en las actitudes de nuestro gobierno y de la izquierda que lo sustenta y en la defensa a ultranza del pueblo palestino que mantienen en esta guerra.

Palestina, como territorio de mayoría musulmana que es, no mantiene precisamente una actitud favorable a los planteamientos feministas o LGTBI+, que son marca esencial en nuestra izquierda española. Tampoco el pueblo palestino es partidario del resto de las libertades que occidente defiende ya que su pensamiento se basa en la Sharía, es decir, la voluntad de hacer del islam un eje de la definición política y de la organización social, excluyendo modelos laicos como el liberalismo o el comunismo. ¿No choca esto con el pensamiento demócrata? ¿Asume o entiende esto la izquierda española?

No me parece mal que se luche por la vida y la paz, muy al contrario. Detener las muertes, por supuesto. Pero ponerse el pañuelo palestino y lanzar proclamas contra Israel en vueltas ciclistas, impidiéndolas, o en cualquiera de las calles españolas al estilo kale borroka, o culminando atentados en sinagogas, como se ha visto en Inglaterra, no parece el camino más acertado. ¿Parar la guerra incendiando la calle? ¿Pacifismo violento? ¿Debe el Gobierno español alertar ese tipo de respuestas como está haciendo, con eso de que "es una causa justa"? Aquí en Cataluña ya tuvimos nuestro "apreteu, apreteu" de Torra desde el poder institucional y no nos fue nada bien. Tuvimos una verdadera guerra de guerrillas en las calles, y ¿para qué?

Deberíamos recordar que hay otros escenarios olvidados donde muere cada día muchísima población civil y nadie le presta atención, ni siquiera esa izquierda salvadora. Centro América, Yemen, Afganistán, Siria, el Sahel, donde países como Malí, Burkina Faso y Níger luchan contra grupos yihadistas, o el Congo son buenos ejemplos.

Lamentablemente, tampoco nadie alza la voz (la izquierda menos, claro está) por el acoso y la persecución de cristianos que ocurren en muchas partes del mundo. Esta persecución es especialmente severa en países como Corea del Norte, Afganistán, Somalia, Libia y en partes de Asia y África, como Nigeria. Las formas de acoso incluyen discriminación, violencia física, tortura, secuestros, asesinatos, quema de iglesias y restricción de la libertad religiosa.

Nadie debería sufrir por su condición humana, económica, política, cultural, racial o religiosa, eso es evidente, pero me preocupa esa defensa parcial e interesada que se hace sobre ciertas tragedias, mientras se ignora a otras.

Y me preocupa aun más que se use de manera alarmante los conflictos como una manera de desviar el foco periodístico y mediático hacia otros lugares para ocultar y hacer olvidar los males que aquejan a nuestra política nacional.