Cree, un partido reformista
El pasado sábado 27 de septiembre, en la presentación de la ponencia política del partido Cree, no solo se expusieron ideas: se encendieron convicciones. Fue un acto que no apeló al conformismo ni a la rutina política, sino a la emoción profunda de quienes creen que otra forma de hacer política es posible. Para muchos, fue un reencuentro con la certeza de estar en el lugar correcto, en el momento justo.
Las intervenciones que marcaron el acto no fueron meros discursos. Fueron llamadas a la acción, a la reflexión, a la valentía. Cada palabra pronunciada por quienes representaron el evento resonó con autenticidad y urgencia. Se habló de reformas, sí, pero no como eslóganes vacíos: se habló de reformas necesarias, valientes, postergadas durante años por un bipartidismo que ha demostrado su incapacidad, o su falta de voluntad, para acometer los cambios que la ciudadanía reclama.
Cree se presentó, una vez más, como lo que es: un partido reformista. No por moda, sino por convicción. Reformista porque entiende que la política no puede seguir girando en círculos, atrapada en inercias que perpetúan desigualdades, bloquean avances y ahogan la esperanza. Reformista porque cree en la regeneración democrática, en la transparencia, en la participación real, en la justicia social como eje y no como adorno.
La emoción que se vivió en el acto fue la de quienes no se resignan. La de quienes saben que luchar contra el bipartidismo no es solo una opción estratégica, sino una necesidad ética. Porque el bipartidismo ha demostrado, año tras año, que no quiere cambiar las reglas del juego. Cree, en cambio, quiere reescribirlas con la ciudadanía como protagonista.
Pero no será fácil. No somos pocos los que pensamos así, los que sentimos que las reformas no pueden esperar más. Precisamente por eso, la unión es el único camino. La única y quizá última posibilidad que tiene España de combatir el bipartidismo con una alternativa firme, honesta y reformista. Una alternativa que no se acomoda, que no se vende, que no se calla. Una alternativa que cree.
No fue solo una presentación política. Fue una reafirmación íntima y colectiva. Fue el recordatorio de que hay que estar donde uno siente que puede transformar, construir, avanzar. Y para quienes estuvieron allí, la respuesta fue clara: estamos donde queremos estar.