Año 2025 y los docentes siguen sin Estatuto que regule su fundamental misión: la de formar a la próxima generación

¿Para cuándo el Estatuto Docente?

Desde 2007 se habla, y teóricamente se negocia entre las fuerzas sindicales y el Ministerio de Educación, un articulado legislativo que regule la función docente pública. Hay que recordar que la misma Constitución (año 1978), en su artículo 103.3 ya establece que la regulación de las condiciones de trabajo de los funcionarios públicos se articulará a través de un Estatuto propio con rango de Ley.

El Estatuto Básico del Empleado Público (EBEP) fue aprobado en el año 2007 y renovado en 2015, pero las particularidades de los docentes no quedan reflejadas y por eso hace falta un Estatuto propio de la docencia.

Las normas que regulan nuestra profesión están dispersas y fragmentadas, y eso permite a cada Comunidad Autónoma con competencias disponer de los docentes como le venga en gana. Es necesario un marco estatal base que regule la profesión y a partir del cual se pueda negociar con las autonomías para mejorar las condiciones laborales mínimas que debe marcar la ley.

Después de dieciocho años de tira y afloja en las negociaciones y aunque el PSOE se había comprometido a redactar, negociar y aprobar el Estatuto docente, hemos acabado un nuevo curso sin este marco tan necesario. Y eso crea frustración entre los profesionales que ven cómo solo se les exige en condiciones cada día más precarias sin ninguna compensación ni económica ni laboral.

En concreto en Cataluña todavía no se han recuperado los derechos laborales que se vieron afectados por los recortes del año 2012. Han pasado 13 años y muchas cosas siguen igual... o peor.

¿Y qué necesitan los docentes?

La lista es larga y para resolver adecuadamente las reivindicaciones se necesita buena voluntad y presupuestos a la altura de la buena voluntad. Y eso parece lejos de hacerse realidad: No tenemos presupuestos, ni nacionales ni autonómicos. Y voluntad política de apoyar al cuerpo docente tampoco se ve por ningún lado.

Pero pongamos negro sobre blanco para explicar sus necesidades y después veremos qué quiere la administración a cambio (que no es poco):

  • Los docentes deben ser considerados autoridad pública. Sin esto difícilmente podrán seguir dando clase en centros donde la indisciplina se ha apoderado de las aulas.

  • Los docentes necesitan la libertad para poder evaluar a sus alumnos con el rigor que corresponde al nivel que imparten. No deben permitirse las presiones de los equipos directivos o de Inspección para “mirar hacia otro lado y aprobar” a alumnos que no dan el nivel para maquillar las estadísticas de los centros o de las zonas educativas.

  • Los docentes necesitan dedicar su tiempo de trabajo no lectivo a tareas pedagógicas y no a tareas burocráticas. Actualmente los docentes dedican el 80% de las horas no lectivas a rellenar papeleo (que al final nadie lee).

  • Los docentes necesitan recuperar su poder adquisitivo perdido con los recortes: el reconocimiento de los estadios y de la deuda acumulada desde 2012, así como las pagas extras perdidas y el cobro de los cargos desde el primer día.

  • Los docentes necesitan formación dentro de su horario de trabajo y a cargo de la administración. No es de recibo que se les exija una titulación, como por ejemplo el C1 de catalán sin que la administración les facilite la formación. Sería interesante blindar el mes de julio para estas tareas de formación impidiendo las imposiciones de ciertos equipos directivos que obligan a los docentes a trabajar en el centro el mes de julio.

  • Los docentes necesitan que se les reconozca el grado A1 de formación con sus consecuencias económicas. Sus titulaciones lo acreditan y no se entiende que todavía estén considerados como categoría profesional A2.

  • Los docentes necesitan apoyos materiales, formativos pero sobre todo personales para atender la creciente diversidad en las aulas. La ley de la escuela inclusiva ha sido un fracaso en nuestro país y los docentes han pagado las consecuencias.

  • Los docentes públicos necesitan un plan de jubilación parcial como existe en la escuela concertada.

  • Los docentes necesitan trabajar sin tanta presión mediática, familiar y administrativa con un currículum estable y una metodología que no sea impuesta por los gurús de la educación. En educación no valen los "inventos" y las pruebas. Hay que ir a la esencia y dejar de añadir peso y nuevos temas a unos planes de estudios demasiado cargados de paja. La escuela no puede asumir dentro de un horario tan corto la educación para la paz, la educación vial, la educación sexual, la educación emocional, la educación sanitaria básica, la educación alimentaria, la educación LGTBIQ+, y un largo etcétera que nos han endosado. Los docentes quieren enseñar y colaborar en la educación de sus alumnos pero no pueden asumir en exclusiva la gigantesca tarea de educar. Es necesario que la educación venga de serie y de casa de cada uno.

Y podríamos continuar con reivindicaciones hasta aburrir a los lectores, pero como no es mi intención lo dejaremos para las mesas de negociación.

No sé si las elecciones serán pronto o más tarde pero la educación no puede esperar y hay que enderezarla.

El país lo necesita urgentemente.