¿Qué piensan los dos candidatos a la presidencia del Balonmano Granollers acerca de esta posibilidad?

¿Puede el BM Granollers aspirar a la segunda plaza en la nueva Champions de la EHF?

EHF Champions League

La reforma profunda de la EHF Champions League a partir de la temporada 2026/27 ha reabierto un debate que en Granollers se sigue con especial atención: ¿puede el Fraikin BM Granollers entrar en la máxima competición europea y, además, competir en un formato ampliado a 24 equipos? La respuesta corta es sí, pero la larga -y la realista- exige matices, contexto y una lectura clara del nuevo escenario competitivo.

Un formato que abre puertas… y eleva la exigencia

La EHF apuesta por una Champions más amplia y, en teoría, más inclusiva. Los 24 equipos se repartirán en seis grupos de cuatro, con una primera fase de todos contra todos (ida y vuelta). Los dos primeros de cada grupo accederán a la siguiente ronda, la denominada Main Round, donde ya solo quedarán los mejores del continente.

Sobre el papel, este sistema ofrece una oportunidad clara: quedar segundo de un grupo de cuatro es más factible que sobrevivir en los antiguos grupos de ocho. Sin embargo, el aumento de plazas no implica una rebaja del nivel. Al contrario. Más equipos de ligas fuertes -Alemania, Francia, Hungría, Dinamarca o España- entrarán en escena, y la densidad competitiva será máxima desde la primera jornada.

El primer reto: estar dentro

Antes de hablar de segundos puestos, Granollers debe superar el principal filtro: la clasificación para la Champions. España mantiene su estatus como una de las federaciones fuertes, pero las plazas no son ilimitadas. El campeón de la Liga ASOBAL tiene acceso directo, mientras que el resto depende de los llamados upgrades, una combinación de méritos deportivos, ranking europeo, infraestructura y atractivo de mercado que valora y dictamina la propia EHF (Federación Europea de Balonmano).

Aquí, Granollers juega con luces y sombras. Deportivamente, es uno de los clubes más regulares de la ASOBAL y un habitual de Europa. Institucionalmente, cumple con solvencia. Pero compite en desventaja presupuestaria frente a gigantes nacionales como el Barça y frente a clubes de ligas con mayor músculo económico. Entrar en la Champions no está garantizado cada temporada, aunque el nuevo formato aumenta las probabilidades.

Además, existe un riesgo evidente: la diferencia de plantillas entre un Granollers, Bidasoa, Ademar o Torrelavega, por poner varios ejemplos, con las de un Barça que multiplica de 5 a 10 veces el presupuesto de cualquiera de los equipos mencionados. Cuando lo que busca la EHF es mayor competitividad o igualdad es probable que el segundo equipo español sufra en la Liga española el esfuerzo competitivo de una nueva EHF.

En ese punto es donde veremos si la EHF quiere equidad entre la representatividad de los países o evita elegir el segundo equipo español por la diferencia presupuestaría (que se refleja en la plantilla y en la pista posteriormente) y que puede no compensar el esfuerzo competitivo de, por ejemplo, un Granollers que siempre sorprende en Europa.

Una vez dentro, ¿qué papel jugaría el BM Granollers?

Si Granollers pasa el examen y lograra el billete, el análisis cambia. En un grupo tipo, el club vallesano podría encontrarse con un cabeza de serie claramente superior, un rival de nivel medio-alto y otro teóricamente más accesible. La clave estaría en convertir el Palau d’Esports en un fortín y rascar puntos fuera ante rivales directos. Y llenar el Palau en cada partido y no con esa exigua media de 1.000 espectadores que tiene el Club en la actualidad en competiciones europeas.

Históricamente, Granollers ha demostrado que sabe competir en este tipo de contextos: intensidad defensiva, identidad clara y una cantera capaz de producir jugadores competitivos incluso frente a rivales con más recursos. En un grupo corto, la regularidad pesa tanto como el talento, y ahí el conjunto catalán suele responder.

El gran condicionante sigue siendo estructural. La nueva Champions no elimina la brecha económica; simplemente la redistribuye. Granollers compite mejor que muchos, pero con menos. Para sostener un ritmo europeo alto durante toda la temporada, hará falta estabilidad deportiva, continuidad en el banquillo y aciertos quirúrgicos en el mercado. En caso contrario, su papel en la liga española se resentirá irremediablemente.

Conclusión: una opción real, no una obligación

Es un buen momento para que los dos candidatos a la presidencia del Club, que obligarán a las primeras elecciones democráticas en más de 80 años de historia, definan en sus proyectos cómo abordar esta estupenda posibilidad y afronten el proyecto de relanzamiento de la entidad granollerense deportiva y socialmente. Tanto Alfred Serra, que se presenta a su reelección, como Pep Vega, el nuevo candidato aunque hombre de balonmano de toda la vida, deberán ”mojarse” ante la masa social y enseñar qué BM Granollers quieren y qué van a hacer para conseguirlo.

Si el es la conclusión, no podrán acometer el proyecto sin una mayor implicación (si cabe) del Ayuntamiento local, de las entidades políticas catalanas (Diputación, Generalitat) y, sobre todo, de una mayor ayuda de la Real Federación Española de Balonmano y de la Liga Asobal, que son las dos entidades que se benefician del esfuerzo de los Clubes y de la calidad del balonmano español, pero que deben facilitar a esos mismos clubes una liga más igualada (espónsors, recursos, fondos, etc.) y más cercana al resto de ligas de primer nivel europeas, donde no sólo exista un equipo (Barcelona) y el resto sean comparsas.  

En caso contrario, si no piensan cambiar objetivos y estructuras, mejor no optar a esa segunda plaza y seguir jugando la carta de la European League o lo que es lo mismo: la segunda división del balonmano europeo. A veces, tampoco es un desmérito ser cabeza de ratón en lugar de cola de león.