Continúan los despropósitos

Sanchez, esposa y hermano

Ya no sé dónde mirar las noticias de actualidad en España y ni siquiera si mirarlas. Y lo digo porque cada día me sorprendo más de las cosas que pasan y de las escasas consecuencias que tienen.

A diario se conocen más y más datos de los casos judiciales que afectan a la familia del presidente del gobierno y el escándalo crece sin parar. Lo cierto es que no todos los medios de comunicación le dan prioridad a estas noticias e incluso hay algunos, como por ejemplo la televisión que pagamos todos los españoles (TVE), que directamente las ignora.

Black phone y demás pelotazos

Y me voy a referir en primer lugar a la estrategia del black phone, utilizada habitualmente en casos de fraude fiscal, cuando alguien inutiliza su teléfono móvil para eludir la vigilancia policial y no estar localizable si, por ejemplo, tratas de confundir a hacienda declarando que resides en otro país aunque en realidad sigues viviendo en España.

Esto es precisamente lo que ha hecho el hermano de Pedro Sánchez. Declaró, para eludir impuestos, que residía en Portugal y utilizó el black phone para no estar localizable. Pero lo suyo aun es más cómico porque ha dado de baja su teléfono para no estar localizable para la hacienda española y se ha refugiado a vivir...en la residencia del Presidente del Gobierno, ¡en la Moncloa!

Entonces, la señora vicepresidenta y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ¿no debería actuar de oficio y perseguir a un presunto defraudador, como puede serlo el hermano del presidente, tal como persigue incansablemente al novio de Ayuso? ¿Cómo permite Pedro Sánchez que su hermano viva a cargo del resto de los españoles y comete tales abusos de poder? ¿Ya no le vale solo con utilizar una residencia de Patrimonio Nacional, como es la Mareta en Lanzarote, para irse de vacaciones con sus hijas,  sus padres y hasta con su cuñado y su mujer y demás parentela, cerrando el acceso a las playas anexas al público en general para quedar en exclusiva para ellos? ¿Ya no le vale con duplicar los ingresos por ayudas públicas a la empresa Playbol cuyos propietarios son, casualmente, sus padres?

El Caso Begoña

Y qué decir del caso Begoña Gómez que se complica, para ella, día a día. La mujer del Presidente declaró ante el juez que Cristina Álvarez, su secretaria en Moncloa, la ayudó en alguna ocasión con correos de su cátedra, pero defendió que lo hizo "de forma puntual y como favor por la amistad entre ambas". La UCO ha confirmado lo contrario y así lo ha remitido al juez.

En total, los investigadores han analizado 121 correos lo que no parece un hecho "puntual" como declaró Begoña Gómez.

El informe recoge que aunque las comunicaciones no usaban el correo oficial de Moncloa, estas si "versan, fundamentalmente, de asuntos vinculados a la cátedra dirigida por Gómez" De esos correos se desprende que Álvarez -su secretaria- participó en varios contratos y acuerdos de patrocinio suscritos por la cátedra con empresas e instituciones, así como en otras cuestiones relacionadas con la misma cátedra.

Recordemos que un trabajador público no está para resolver asuntos privados. Si lo hace se podría incurrir en un presunto delito de malversación de fondos públicos, que es justamente de lo que viene acusando el juez Peinado a la mujer del presidente, entre algún que otro delito.

Y vuelvo al principio

Ya no sé dónde mirar las noticias de actualidad en España ya que ciertos medios ignoran todos estos hechos o pasan de puntillas por ellos.

No sé en que acabará todo esto, pero me temo que en nada.

La ministra de Hacienda calla ante el caso del "refugiado" en casa del presidente porque debe estar muy ocupada en NO presentar los presupuestos al Congreso, por tercer año consecutivo y sin que la presidenta del Congreso le llame la atención, como es su obligación constitucional.

El Presidente afirmando que su entorno familiar es inocente y todo es persecución política.

Y todos los ministros a coro, incluyendo a los de Sumar, haciendo seguidismo y desviando el foco hacia Palestina.

Y la corrupción crece y crece sin parar.

Y lo vuelvo a decir: cada día me sorprendo más de las cosas que pasan y de las escasas consecuencias que tienen.