Opinión

Más allá de las bancadas

Mi querido suegro, votante convencido del Partido Popular, suele discrepar conmigo cada vez que critico la gestión del gobierno de Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid o de José Luis Martínez-Almeida en el Ayuntamiento. Y lo hace con cariño, pero también con firmeza. Lo curioso es que, cuando mis críticas se dirigen al PSOE, su reacción es muy distinta: entonces sí hay espacio para el debate, incluso para la risa compartida.

Autocritica
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Mi suegro, y lo digo con todo el aprecio que le tengo, es una excepción, porque, dentro de su “fanatismo” por las políticas conservadoras, cuando entiende que el Partido Popular no está haciendo las cosas bien, discrepa y es crítico con las medidas. No ocurre lo mismo con muchos votantes del PP y del PSOE, que interpretan cualquier crítica como un ataque a “su bancada”, como si la política fuera un partido de fútbol y no una herramienta de gestión pública. Lo que no ven, es que hay una parte de la sociedad que no está atrapada en esa lógica de trincheras. Somos muchos los que buscamos buenas ideas, eficacia, transparencia y resultados, sin importar de qué lado vengan.

La política debería ser eso: una herramienta de buena gestión. Y por eso hay que criticar lo que se hace mal, venga de donde venga, y aplaudir lo que se hace bien, aunque lo haga “el otro”. No se trata de ser equidistante, sino de ser exigente. Porque cuando la política se convierte en identidad, dejamos de exigir resultados y empezamos a justificar errores.

En ese sentido, el artículo publicado por ABC del pasado 14 de septiembre de Juan Casillas Bayo* sobre el liderazgo de Pedro Sánchez, refleja una tendencia preocupante: según la encuesta de GAD3, un 61,2 % de los españoles considera que el liderazgo del presidente del Gobierno se ha visto mermado. Esto no debería ser motivo de celebración para sus adversarios, sino una llamada de atención para todos. Porque un país con líderes debilitados, sea del color que sea, es un país con menos capacidad de afrontar sus retos.

La polarización nos empobrece. La exigencia nos fortalece. Y si queremos una política que esté a la altura de los ciudadanos, debemos dejar de defender siglas y empezar a defender ideas.

*https://www.abc.es/espana/mayoria-espanoles-ven-mermado-liderazgo-sanchez-20250914132252-nt.html