La verdad y esencia de nuestro reformismo: CREE

Me niego a identificarme políticamente como de derechas o de izquierdas. Y no es que me niegue por no querer, sino, simplemente, por no poder hacerlo. Soy incapaz de situarme bajo una bandera ideológica que no me representa, que no satisface mi criterio de cómo quiero una sociedad abierta, tolerante y libre donde todos puedan sentirse iguales, porque ni derecha ni izquierda actuales, mucho menos sus extremos exaltados, han dado respuestas desde el apriorismo doctrinario a los problemas que usted y yo tenemos. Si a usted le parece bien, pues que le aproveche.

De izq a dcha Iñaki Ezkerra, Manuel Hernández, Ignacio Aguado y Eva Pomar
photo_camera De izq a dcha Iñaki Ezkerra, Manuel Hernández, Ignacio Aguado y Eva Pomar

Hace unos días presentábamos un grupo de amigos en Madrid, porque hoy somos eso más que realmente otra cosa, sin que por ello dejemos de intentar ser más y llegar más lejos, la ponencia de ideas que hemos generado entre todos en un proyecto que aún me cuesta tildar de ilusionante, por lo difícil hoy del panorama político y lo complejo que resulta convencer al ciudadano medio de que dispone de una alternativa. Pero que sí me reafirmo en calificarlo de serio y trabajado por nuestra parte y, creo, interesante para quien pueda prestarle atención.

Bajo la forma de partido político, que es la apuesta de quien quiere presentar una opción a elegir en el mercado de las ideas para organizar nuestra sociedad, hace un tiempo que constituimos “Cree”, un partido del que hemos dicho ya que es de “centro”, que se presenta como “moderado”, o que tiene un talante tan “social como liberal”. Pero con la presentación de nuestra ponencia, en la que hemos trabajado más de cuarenta personas durante algo más de cuatro meses, repartidos en grupos de trabajo y debate, y al que tanto inicialmente como antes de su redacción final han podido aportar su granito de arena más de ciento cincuenta afiliados, hemos concluido lo que somos, con lo que nos identificamos y hacia dónde y cómo proponemos trabajar como formación política: somos reformistas.

Cree es un partido reformista porque su ponencia política, reunida en exactamente doscientas propuestas desgranadas en cuarenta y seis páginas que les invito a leer, no propone romper con todo o con nada, sino reformar un sistema político al que le han fallado sobre todo las personas que lo han encarnado y dirigido en los últimos casi cincuenta años. Porque el sistema nos vale, pero ya hemos visto que, en manos de desaprensivos, corruptos o, sencillamente, torpes, se torna frágil y peligroso para la propia convivencia que ha de garantizar. En su mayor enemigo. Como reformistas consideramos que si algo no funciona lo necesario es reformar, desde la inteligencia y el consenso, leyes e instituciones para asegurar que ambas alcanzan sus fines: el mayor bienestar de la sociedad a la que sirven.

No somos revolucionarios rupturistas ni conservadores reaccionarios, sino que partimos de principios universalmente asumidos como la libertad, la justicia, la igualdad y la solidaridad. Pero no los interpretamos desde una visión conservadora, preservando tradiciones en el marco de un orden establecido por quienes han ejercido el poder anteriormente, como tampoco lo hacemos desde una perspectiva insurreccional que llama a sustituir un orden por otro reivindicando un futuro donde algunos no tienen espacio.

Nuestros valores reúnen los propios del liberalismo y la socialdemocracia cuando llaman al debate de ideas para lograr soluciones a los problemas, pero superan esas dos tendencias cuando rechazan dar apellidos a las soluciones alcanzadas si resultan óptimas para mejorar la vida de la gente: porque serán buenas soluciones si remueven un obstáculo, más allá de que procedan de un modelo liberal o de otro socialdemócrata.

Como reformistas nos identificamos con políticas que cambian las cosas, pero que no lo hacen desde la ruptura sino desde la mejora para avanzar. Porque no se trata ya de que podamos votar democráticamente para tomar las decisiones que nos afectan a todos, sino de que nuestro voto valga lo mismo que el de cualquier otro y sea donde sea que votemos; porque no se trata sólo tampoco de que tengamos servicios públicos sanitarios, educativos o de pensiones accesibles y de calidad, sino de que los mismos se garanticen en su sostenibilidad y perdurabilidad para nosotros y para las generaciones futuras; porque no se trata de contentarnos con la expresión de derechos que son fines de los poderes públicos como la vivienda, sino de exigirnos la materialización de políticas reales y eficaces para lograr que los proyectos vitales puedan salir adelante de una manera justa y razonable. Y así tantas propuestas que se han querido compartir desde Cree, desde la labor de quienes han hecho posible esa ponencia y a los que tanto hay que agradecer por ello.

Quien fuera participante en la presentación de la ponencia de Cree, Ignacio Aguado, otrora vicepresidente de la Comunidad de Madrid y que aceptó nuestra invitación al acto, manifestó algo que, creo, sirve perfectamente como lema de nuestro proyecto: la política que sirva a la sociedad en estos momentos será reformista o no será. Y ciertamente es así no porque nos creamos más listos que nadie o porque hayamos dado con la piedra filosofal, sino porque tenemos la firme voluntad de no excluir a nadie porque tenemos la convicción de que todos podemos aportar. Y en esto sí tenemos la seguridad de que tenemos razón. Fundamentalmente, porque no puede ser de otro modo.

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