Illa, enemigo político y personal de Puigdemont, “el del 155”, va a tener que rendirse a los designios de su jefe monclovita e hincar rodilla ante su adversario político, aunque no en la práctica pues el fugado no ejerce como jefe de la oposición en el Parlament catalán. Solo cobra por ello, tras conseguir la segunda mejor votación en las ultimas elecciones catalanas. Un detalle que no hay que olvidar nunca.
Se da la circunstancia que hasta el momento jamás se habían reunido oficialmente ambos políticos entre sí y tampoco nos consta fotografías de cualquier momento en el que se hayan “cruzado” y dado la mano. Por lo que para Salvador Illa la reunión de las 16:15 del martes tarde, va a ser una “tragada de sapo” de proporciones monumentales. Todo ello motivado por las órdenes de su presidente estatal del Gobierno y de su partido, el PSC-PSOE, Pedro Sánchez, que necesita tender puentes con Puigdemont y Junts para seguir manteniéndose en la Moncloa y tejer acuerdos sobre varias leyes pendientes de aprobación y, a ser posible, colaboración de cara a los presupuestos, lo que pondría al Psoe alfombra de oro para llegar a la contienda electoral de las generales, como máximo, en julio del 2027.
Obviamente se antoja difícil alcanzar ese horizonte y más con las ganas que tiene Junts de ahogar en exigencias al socialismo español y al catalán. Sin embargo, es evidente la mala relación y las dudas que han surgido en el entorno de Puigdemont acerca de la interlocución dentro del PSOE tras la encarcelación de Santos Cerdán, el interlocutor anterior. Su sustituto, el controvertido expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, en palabras de los posts convergentes “no es de fiar” por lo que buscan otro pardillo al que asustar y amedrentar con sus continuos chantajes políticos “por Catalunya” dicen ellos…
Y ese jamás será Salvador Illa. Ni se quieren ni se respetan ni pueden generarse confianza entre ellos, por más que Sánchez le utilice para “hacerse la foto” con Puigdemont antes que se la haga el propio Sánchez. En cualquier caso, estamos ante uno de los últimos capítulos de “la rendición del PSOE” ante Puigdemont que sólo hace que resaltar la dependencia que tienen de él y de los 7 votos de Junts en el Congreso de los Diputados.
