Por eso, el BM Granollers recurrió a la épica, al pundonor, a la clase y, a mi entender, al amor propio para darle la vuelta y conseguir, al menos, un punto para pasar a la siguiente ronda, la Maind Round, junto al Aarhus o Skatenborg danés, tras conocer todo el Palau que los eslovacos del Slovan estaban perdiendo en su casa. ¡Gracias a Thor!
Pero no todo fueron rosas y abrazos. No todo fue alegría. Más bien lo contrario… En una primera parte que sería mejor olvidar cuanto antes de nuestras mentes y de la historia reciente del joven equipo de Rama, el Granollers llegó a perder ¡hasta por 6 goles de desventaja!: 9-15, 10-16, 11-17 a falta de tres minutos para el descanso. De ahí a los vestuarios, un golpe de orgullo nos da un parcial de 3-1 y pone el marcador en un decepcionante 14-18 aunque, visto lo visto, todavía podemos estar contentos con ese resultado con la que nos estaba cayendo.
No sé lo que ocurrió en el vestuario, si los chicos se tomaron una buena ducha acompañada de un bocadillo de fuet, porque fue empezar la segunda parte y ver otro partido distinto. De pronto, el Granollers defendía con dureza (tanta como los rumanos en la primera parte), conseguía que los porteros visitantes no parecieran los mejores del mundo y “vieron portería” de una vez encontrando esos huecvos que los anteriores 30 minutos no supieron ver. De ssa forma, poco a poco pero sin pausa, iban disminuyendo las diferencias y llegaron al minuto 39,30 a ponerse sólo a uno por debajo (19-20). Se abría otro encuentro, parecía que sabían cómo dormir el ataque rumano y a unos lanzadores que se metían “hasta la cocina” una y otra vez.
Pero claro, los rumanos de orgullo y de cabeza tampoco andan nada mal, y lo sacaron. Vaya si lo hicieron. Arreón visitante y cuatro arriba con 20-24 a falta de 15 minutos y 14 segundos. Era el momento de ponerse a llorar o demostrar que el efecto del fuet puede durar toda una segunda parte entera. Afortunadamente, así fue y en dos minutos Urdangarín, Fis, Deumal y Sergi Franco consiguen un parcial de 4-0 y empatan el partido a 24 faltando doce largos minutos para el final. Partido nuevo. Minuto cero.
En ese momento y dado que el Aarhus danés vencía de cuatro en casa eslovaca, al Granollers le bastaba con un empate para lograr el pase a la maind round. Un milagro. Pero como el dios del balonmano debe ser travieso de narices, el partido se puso a cara de perro con una ventaja visitante. Dominio posterior vallesano con la tensión por las nubes; ventaja de hasta tres goles (29-26) para ver exprimida la misma hasta el 29-28 final con mucha tensión en la pista y unos árbitros a los que debemos regalar kilos de fuets y alguna secallona extra por las “tortas” que nos dejaron repartir (a ellos también) y que pusieron nerviosos hasta el apuntador. Pregúntenle a Antonio Rama, que se encaramó a un árbol y eso que no hay ninguno en el pabellón….
En fin, el BM Granollers no necesitó el empate porque venció. Lo mereció y demostró lo de siempre: estos chicos son impresionantes. Da igual quien juegue, cuantos lesionados tenga. Siempre dan la cara. Y han conseguido casi lo imposible: pasar a la maind round con los mismos puntos que el Aarhus danés: dos cada uno. Recordemos que el pasado año a estas alturas estábamos con ningún punto y dimos guerra en esa fase…. Ahora, a centrarse en la Liga, recuperar efectivos (¡Ferran Castillo cuanta falta nos haces!), recuperar distancias con la cabeza para volver a Europa el próximo febrero cargado de energías y positividad.