Un foco inesperado tras décadas sin casos
Los primeros animales infectados aparecieron en las inmediaciones de Cerdanyola y Bellaterra, dentro del parque natural de Collserola. La confirmación oficial reactivó protocolos que llevaban inactivos más de treinta años, cuando España logró erradicar la enfermedad. La rápida expansión entre jabalíes encendió todas las alarmas: el virus, altamente resistente y devastador para la cabaña porcina, podía alcanzar explotaciones próximas si no se contenía de inmediato.
El Gobierno catalán activó restricciones de acceso al parque, reforzó la vigilancia con drones y equipos de rastreo y estableció un perímetro de control con medidas de bioseguridad extraordinarias. Paralelamente, se aprobaron líneas de ayuda para los ganaderos, que ven peligrar tanto la producción como su capacidad de exportación.
Investigación policial y judicial en marcha
La gravedad del brote llevó a abrir una investigación conjunta entre la policía autonómica y la Guardia Civil, especializada en delitos medioambientales. Su objetivo es determinar cómo llegó el virus a una zona urbana y altamente vigilada. El caso ha entrado también en la vía judicial: un juzgado de Cerdanyola analizará los informes remitidos por los cuerpos policiales y valorará la apertura de una causa por presunto delito contra el medio ambiente.
Aunque por ahora no se ha decretado secreto de sumario, se prevé que la investigación avance bajo reserva debido a la sensibilidad de los datos y al posible impacto social y económico.
El debate sobre el origen: de la vía natural a la posible fuga de laboratorio
Las primeras hipótesis apuntaban a un contagio accidental, quizá a través de restos de alimentos contaminados ingeridos por jabalíes. Sin embargo, los análisis genéticos han alterado el guion. La secuenciación del virus hallado en Collserola muestra que la cepa no coincide con las variantes que circulan actualmente en Europa, sino que guarda un estrecho paralelismo con una utilizada con frecuencia en investigaciones científicas.
Este hallazgo ha abierto una segunda línea de trabajo dirigida a esclarecer si el brote podría proceder de un laboratorio cercano que trabaja con el virus en condiciones de alta seguridad. Las autoridades científicas insisten en que no hay pruebas concluyentes, pero la coincidencia genética y la proximidad geográfica exigen una auditoría completa de los protocolos de bioseguridad.
Un equipo de expertos nacionales e internacionales, incluido personal del laboratorio de referencia de la Unión Europea, ha sido enviado a la zona para evaluar el origen, las posibles rutas de escape y el estado del control epidemiológico.
Un sector en tensión y un futuro incierto
La industria porcina, una de las más potentes de Cataluña y de España, afronta la situación con inquietud. La simple sospecha de PPA puede provocar cierres comerciales, pérdidas millonarias y restricciones en el movimiento de animales. Las asociaciones profesionales advierten de que un brote fuera de control sería devastador y reclaman máxima transparencia, rigor y rapidez en la investigación.
Mientras los servicios veterinarios aseguran que el foco continúa acotado y sin afectación a granjas, las autoridades reconocen que la crisis seguirá abierta hasta que se determine con certeza cómo llegó la cepa al corazón de Collserola. La respuesta, que aún no tiene fecha, será clave para evitar que un episodio similar vuelva a repetirse.