¡Qué buenos vasallos si hubiera un buen señor!
De lo que me gustaría hablar ahora es de los despropósitos que los ministros de nuestro Gobierno (el más caro de nuestra historia) pretenden culminar con proyectos de leyes que se ajustan a su perfil político o a las exigencias de los que les apoyan, pero se alejan del bien común y dañan con su aprobación a la democracia y a sus instituciones.
Cuando los ciudadanos vemos cómo los técnicos, los del oficio, los que saben del tema, los profesionales a los que afectan cada decisión ministerial, se revuelven contra estos proyectos de reformas legislativas como lo hacen en la actualidad; podemos entender que no son adecuadas para el interés general y que los políticos del Gobierno y los que les apoyan tan solo tratan de emponzoñar con su ideología las reglas del juego democrático sin contemplar el bienestar y el progreso común.
Dos claros ejemplos
Para aclarar lo dicho con anterioridad vamos a desgranar un par de ejemplos.
El primero afecta al Portavoz del Gobierno y ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Sr. Bolaños.
Hasta un total de cinco asociaciones de jueces y fiscales rechazan los proyectos legislativos de su ministerio que pretenden modificar el acceso a la carrera judicial y al Estatuto del Ministerio Fiscal. Según esas asociaciones y de todo el que lea detenidamente la ley, estos dos proyectos amenazan seriamente a la independencia judicial y a la separación de poderes del Estado.
Los portavoces de estas asociaciones avisan que estas reformas incrementan la politización de la Justicia.
Su enfrentamiento es tal que convocaron huelgas como protesta con un seguimiento cercano al 70%.
En esencia sus críticas se centran en dos puntos:
- Con la reforma del acceso a la carrera judicial se abre una puerta (por la parte de atrás) para el acceso a la judicatura de personas afines al Gobierno a través de la estabilización (con rebaja de requisitos de acceso) de los jueces substitutos. ¿Quién no se mostraría "agradecido" al partido que te abre las puertas para ser juez sin tener que superar los dificilísimos escalones exigidos?
-Con la modificación del Estatuto de la Fiscalía se pretende que las instrucciones de los casos las realicen los fiscales y no los jueces de instrucción como hasta ahora. Los fiscales ganarían peso y en especial el Fiscal General del Estado (que como todo el mundo sabe es nombrado por el Gobierno). A mí no se me escapa ver que las denuncias de casos de corrupción política podrían quedar en nada y nunca llegar a juicio si lo decidiera un fiscal.
El segundo caso afecta a la Vicepresidenta del Gobierno y Ministra de Hacienda, Sra. Montero.
En su caso, los técnicos, los que saben, es decir, la organización que agrupa al cuerpo de élite de la Administración tributaria (IHE) exige la dimisión inmediata de su ministra. ¿Por qué?
Pues porque ven imposible aplicar el acuerdo de financiación singular para Cataluña sin que atente contra el interés común.
Entienden que su aplicación haría desaparecer el Estado como tal. Han presentado un exhaustivo informe donde se afirma, con datos, que la ley en caso de aprobarse, romperá los principios básicos de la Hacienda española. Afirman que se verán seriamente afectados los cruces de información para luchar contra el fraude fiscal y que si se le otorga a Cataluña , como calculan que hará la ley, casi un 20% de la recaudación total será imposible pagar, entre otras cosas, las pensiones.
Tampoco aprueba este proyecto de ley la AIREF (Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal) ya que afirman, entre otros motivos, que este cambio legislativo perjudicaría a los contribuyentes pues incrementaría el tiempo de devolución en las declaraciones anuales de la renta.
Conclusión
En los dos ejemplos vemos como los que día a día trabajan en los asuntos que los ministros quieren revolver alzan su voz contra las reformas al verlas partidistas, interesadas y alejadas del beneficio general de los españoles.
Deberíamos escucharlos y plantar cara al político para impedir cambios legislativos que nos acabaran pasando factura a todos de forma irreversible.
Así que...señores y señoras ministros y ministras dejen que los zapateros hagan los zapatos, consúltenles, asesórense, fórmense y dejen de aplicar reglas partidistas que solo les benefician a ustedes y a sus cómplices en el Congreso.