El PSC: La Traición Consumada al Socialismo Constitucionalista

El Partido de los Socialistas de Cataluña ha protagonizado una de las metamorfosis más vergonzosas de la política española contemporánea. Su transformación de bastión constitucionalista a lacayo del separatismo representa no solo una traición ideológica, sino un fraude electoral de proporciones históricas.

Salvador Illa i Jaume Collboni, president de la Generalitat y Alcalde de Barcelona.
photo_camera Salvador Illa i Jaume Collboni, president de la Generalitat y Alcalde de Barcelona.

La Rendición Sin Condiciones

Salvador Illa ha consumado lo que parecía impensable: convertir al PSC en una sucursal del independentismo. Su silencio ante los gritos separatistas en actos de Òmnium Cultural no es diplomacia, es complicidad. Su participación en plataformas que han dinamitado la convivencia catalana no es diálogo, es capitulación.

El PSC ya no negocia con el separatismo: se ha integrado en él. Ha asumido sus códigos, sus prioridades y, lo que es más grave, su proyecto de fractura nacional. Cada concesión al nacionalismo excluyente ha sido presentada como pragmatismo, cuando en realidad constituye la liquidación sistemática de los principios socialdemócratas.

El Engaño a su Electorado

Los votantes del PSC fueron estafados. Confiaron en un partido que prometía defender la legalidad constitucional y recibieron una organización que abraza a quienes la desprecian. Entregaron su voto a quien decía representar la moderación y obtuvieron un colaboracionista del radicalismo independentista.

Esta traición no es accidental: es el resultado de un cálculo electoral tan cínico como devastador. El PSC ha decidido que es más rentable pescar en el caladero nacionalista que defender a sus votantes tradicionales. Ha preferido la supervivencia política a la coherencia ideológica.

La Muerte del Socialismo Catalán

El PSC de Maragall, que construyó puentes entre catalanes, ha muerto. En su lugar opera una maquinaria política sin alma, dispuesta a cualquier concesión con tal de mantener parcelas de poder. Sus dirigentes han cambiado la defensa de la igualdad de derechos por el clientelismo nacionalista.

Esta mutación representa algo más que un viraje táctico: es la liquidación de la socialdemocracia catalana. Un partido incapaz de defender la legalidad democrática ante quienes la combaten ha perdido cualquier legitimidad para gobernar en nombre del socialismo.

El Precio de la Colaboración

La estrategia de Illa no es solo moralmente reprobable, es políticamente suicida. Al normalizar el discurso separatista, el PSC ha legitimado a quienes buscan la destrucción del marco constitucional. Ha alimentado al monstruo que pretende domesticar.

Cada gesto de complicidad con el independentismo radicaliza el conflicto y aleja la reconciliación. El PSC se ha convertido en un factor de inestabilidad, no de cohesión. Su supuesto realismo político es, en realidad, irresponsabilidad histórica.

La Alternativa Necesaria

Cataluña merece líderes que no vendan sus principios por conservar el poder. Necesita políticos capaces de defender la convivencia sin claudicar ante el chantaje separatista. El PSC actual no puede ofrecer ninguna de estas dos cosas.

Los catalanes constitucionalistas deben tomar nota: su partido histórico ya no existe. Lo que gobierna en su nombre es un simulacro, una carcasa vacía al servicio de quienes desprecian todo lo que el socialismo democrático representó.

La regeneración de la política catalana pasa por el fin de esta impostura. Solo desde la honestidad ideológica y el coraje político se puede reconstruir un proyecto que defienda a todos los catalanes, no solo a los que gritan más fuerte.

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