Los primeros en llegar fueron 125 niños procedentes de Madrid. Estos fueron recibidos por el alcalde Manuel Fabregat, acompañado de toda la corporación municipal. Se celebró una fiesta nocturna, con baile incluido, para celebrar la llegada de este primer contingente de niños, con edades comprendidas entre los 7 a los 14 años. A lo largo de la guerra llegaron una media de 1.600 refugiados. Por ejemplo, en marzo de 1937 había 1.186 y en julio de 1938 encontramos 1.943 refugiados.
La Generalidad de Cataluña estableció una ayuda de dos pesetas diarias para cada refugiado. Este importe era insuficiente, ya que una docena de huevos costaba 6 pesetas. Otras medidas tomadas por la Generalidad fue establecer un límite máximo de personas para cada municipio. Este quedó en un 5% de la población del municipio, pero esta norma nunca se cumplió.
Todos estos niños debían seguir educándose. Por eso se establecieron escuelas para los niños refugiados, así como para aquellos que vivían en estas poblaciones. Tengamos en cuenta una cosa. A pesar de vivir una guerra civil, con sus consiguientes restricciones y la falta de hombres, al estar muchos de ellos en el frente, si exceptuamos los bombardeos, la vida cotidiana era muy normal. El frente estaba muy lejos. Con lo cual, la normalidad se imponía, a pesar de las carencias. Y es dentro de esta normal anormalidad que los niños y niñas continuaron estudiando.
En 1936, por ejemplo, sólo en Barcelona había aproximadamente 100.000 escolares. A esto hay que sumar los de las otras provincias. Con lógica los profesores que quedaron en cada una de las poblaciones, continuaron dando clases. Terminada la guerra las clases continuaron, aunque reglamentadas con la Ley de la Reforma de la Segunda Enseñanza, aprobada el 20 de septiembre de 1938. El primer curso escolar, después de la guerra, se inició en septiembre de 1939. Antes se depuró escuelas y maestros. ¿En qué consistió?
Se limpió, de las bibliotecas escolares, los libros que eran “peligrosos”; se diéron cursos de formación con los nuevos principios para la enseñanza; y se nombró a mutilados, excombatientes y sacerdotes como directores de los centros escolares. Todo esto supuso que se retrasara el inicio del curso escolar. El 6 de mayo de 1939 se dio a conocer una circular dirigida a todos los maestros por la Inspección de la Primera Enseñanza, en la que, entre otras cosas, decía...
“La Escuela tiene que recoger el ambiente heroico de las juventudes guiadas por el Caudillo a la victoria, y la cooperación de figuras insignes como las de José Antonio, genial alentador de la juventud española en las horas de desconcierto; Calvo Sotelo, asesinado cuando tanto prometía su talento; Sanjurjo, luchador contra los hombres que encarnaban el 14 de abril, sin olvidar aquellos otros soldados de la Tradición, batalladores constantes contra ideologías extrañas, que desviaron la esencia y ser de la Patria. Todos rindieron su tributo a la muerte antes de ver cubiertos los claros cielos de España por auroras de triunfo y de gloria definitiva”.
La Sección Administrativa de Primera enseñanza de la Provincia de Barcelona, pidió una relación de los maestros y maestras del partido judicial de Granollers, que habían servido durante la guerra civil en las escuelas nacionales de las poblaciones que formaban parte de este partido judicial, formulada con arreglo a las nóminas del mes de diciembre de 1938. En total en este partido judicial siguieron trabajando y formando a los alumnos 135 maestros y maestras. Todos ellos fueron depurados y, suponemos, que la inmensa mayoría de ellos, continuaron ejerciendo su profesión a partir de septiembre de 1939.

En Alba del Vallés (Sant Fost de Campsentelles) hubo 2; en Aiguafreda 3; en Bigues 2, en Caldes de Montbuy 16, en Can Calet en Les Franqueses del Vallès 1, en Cánoves 2, en Canovelles 2, en Cardedeu 7, en Castelltersol 3, en Codines del Vallés (Sant Feliu de Codines) 8, en Corró de Munt 1, en Fogars de Montclús 4, en Granollers 16, en L’Ametlla del Vallés 3, en Laforça (Sant Pere de Vilamajor) 2, en La Garriga 8, en La Llagosta 1, en La Roca del Valles 3, en Les Franqueses del Valles 4, en Llinars del Valles 3, en Lliça d’Amunt 2, en Lliça d’Avall 2, en Marata 1, en Martorelles 4, en Mollet 8, en Mollet-Gallecs 1, En Montmany 1, en Montmeló 3, en Montornés 2, en Montseny 2, en Pla de Llerona 1, en Parets 4, en Sant Quirze Safaja 1, en Riells 2, Ronsana del Valles (Santa Eulalia de Ronçana) 2, Samalús 1, Tagamanent 1, Vilanova del Vallés 2, Vilamajor 4.

De todos ellos, y a manera de ejemplo, si nos centramos en Granollers, leemos el nombre de María Codina Relats. Casada con Arturo Martorell Bisbal, una de las personas de gran influencia en la renovación del magisterio en Cataluña. Tuvo cuatro hijos. Oriol Martorell Codina (192-1996) fue catedráticos de historia y fundador de la Coral Sant Jordi (1947). Montserrat Martorell Codina (1933), especializada en lied y oratorio, profesora de técnica vocal en la Escuela Rosa Sensat y de foniatría de la Facultad de Ciencias de la Educación en la Universidad Autónoma de Barcelona. Maria Martorell Codina (1923-2015). Maestra e impulsora del movimiento coral. Fundó el Secretariado de Corales Infantiles de Cataluña (SCIC) en 1967. Josep Maria Martorell Codina (1925-2017). Arquitecto. Junto con Oriol Bohigas y David Mackay fundó MBM Arquitectos, en la que desarrolló toda su carrera profesional, con proyectos como la Escuela Thau, las viviendas de la Meridiana, las ampliaciones de El Corte Inglés, el urbanismo de la Villa Olímpica, y el Museo del Diseño y el Palau Nou de la Rambla, en Barcelona; la Mansana Mollet, en Mollet del Vallès; el Pabellón del Futuro de la Expo de Sevilla y las viviendas Kochstrasse de Berlín, entre otras.
