Impuestos y cargas que subirán en 2026
1) Cotizaciones sociales y costes laborales: A partir del 1 de enero de 2026 entra en vigor un nuevo incremento del Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI), que eleva el recargo sobre la base de cotización hasta 0,9%, con 0,15% a cargo del trabajador y 0,75% para la empresa. Esto encarece la nómina de millones de asalariados y empresas, y se traduce en una mayor presión fiscal indirecta vía cotizaciones.
2) Subidas de cotizaciones para autónomos: El Gobierno también ha planteado importantes aumentos de las aportaciones sociales de los trabajadores autónomos desde 2026 con la intención de fortalecer las pensiones y equilibrar bases de cotización y prestaciones. Esta medida ha generado polémica entre asociaciones del sector, y aunque el acuerdo final no está cerrado, la intención de incrementar las cotizaciones es clara.
3) Impuestos ligados a salarios y empleo: Aunque no es una subida de tipo impositivo tradicional, el debate sobre si el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) comience a tributar en el IRPF en 2026 es intenso. Un informe de expertos plantea que, si el SMI tributa, la subida del mismo implicaría un aumento de los pagos y retenciones de algunos trabajadores. Las propuestas oscilan entre una subida del 3,1% al 4,7% para fijar el salario mínimo del próximo año, que iría acompañada de ajustes fiscales específicos.
En cifras, el SMI propuesto es de 1.221 € mensuales (+3,1%). La Opción con IRPF es de 1.240 € mensuales (+4,7%). Estos porcentajes implicarían mayores cargas fiscales sobre bases salariales si no se acompañaran de medidas compensatorias.
¿Cuántas subidas de impuestos ha aprobado Sánchez desde 2018?
A lo largo de sus mandatos, el Gobierno de Pedro Sánchez ha promovido una cantidad significativa de cambios normativos con efecto recaudatorio. Un recuento político y mediático indica lo siguiente:
· 81 subidas de impuestos ya aplicadas o aprobadas desde 2018 según informes políticos que suman cambios en tipos, bases, cuotas y nuevos gravámenes.
· 46 nuevas subidas planeadas para 2025 que se suman a las anteriores, multiplicando los ajustes al sistema fiscal durante la legislatura.
Estos números incluyen desde cambios técnicos en figuras tributarias hasta la creación de nuevos impuestos o ampliaciones de cotizaciones sociales.
Evolución de la recaudación
Según datos del Tesoro y presupuestarios, la recaudación tributaria está marcando cifras récord. El Gobierno estima que los ingresos tributarios crecerán alrededor de un 8,5% en 2026, superando los 350.000 millones de euros, una señal del aumento estructural de la presión fiscal en España.
Para muchos hogares y especialistas, la acumulación de subidas de impuestos desde 2018 ha significado una mayor presión fiscal efectiva, tanto a través de: Más cotizaciones sociales (trabajadores y autónomos). Aumentos de tipo o base impositiva en figuras como el SMI y su posible tributación. Mayor recaudación indirecta sin cambios explícitos de ley, vía inflación y no deflactación completa de tramos (fenómeno conocido como “arrastre fiscal”).
Para sectores empresariales y autónomos, las subidas proyectadas para 2026 -especialmente de cotizaciones- suponen un incremento de los costes que podría influir en la competitividad y la creación de empleo.
El pulso político y presupuestario
La gestión de la política fiscal también se enfrenta al pulso parlamentario: el plan presupuestario para 2026 fue rechazado por el Congreso, lo que complica la aprobación definitiva de muchas medidas fiscales en su forma original. Esto podría llevar a que algunas subidas se modifiquen, se pospongan o queden sujetas a acuerdos con grupos parlamentarios.
España afronta el año 2026 con un aumento tangible de cargas fiscales, especialmente en cotizaciones sociales y posibles ajustes salariales con implicaciones tributarias. El número de subidas desde 2018 es amplio y refleja una política fiscal activa, que combina cambios normativos, ajustes indirectos y propuestas de nuevos gravámenes. Aunque el impacto real en cada contribuyente variará según situación personal y profesional, la tendencia general apunta a una mayor recaudación y una presión fiscal más intensa.