Los sillones que seguimos ocupando
Entre sutiles contradicciones, aparece un detalle que tranquiliza: Junts seguirá teniendo consejeros en entidades como Aena, Renfe o RTVE. Así que, no todo es tan radical: tú te rompes con el Gobierno, pero te quedas con la mesa de dirección, el café de la oficina y… los beneficios de entrar al consejo. Ruptura… “con mantenimiento”. Alguien podría pensar: “¿Y la coherencia?” Ah, esa se quedó aparcada en la esquina mientras se firmaba el acuerdo y se aprobaban nombramientos.
Mensaje al Gobierno, sí… pero no tanto
La coreografía funcionó: mensaje rotundo, teatralidad, anillo de micrófonos… Sin embargo, no vino acompañado de elecciones anticipadas ni moción de censura inmediata. Junts avisa de que ya no apoyará al Gobierno, pero parece que sin querer apagar la luz del despacho de los suyos. “Ya no nos sentamos”, dicen. Pero sí cobramos, parece añadir sin decirlo. Y mientras tanto, el Ejecutivo respira, porque en la práctica… todo sigue casi igual.
¿Quién sale perdiendo?
- Credibilidad de Junts: La etiqueta de “ruptura” se queda algo vacía si luego el partido mantiene las posiciones que estaban dentro del propio sistema que critica. Ya lo dicen algunos analistas: “ruptura fake”.
- Gobierno del PSOE: Puede sonreír con cierta tranquilidad. Ha sido acusado de incumplidor, sí, pero viendo la escena, no parece que haya que correr a convocar elecciones mañana mismo.
- Ciudadanos espectadores: Mientras el drama político se monta, el café se enfría, los tuits ruedan y los consejeros entran por la puerta giratoria del sistema.
Lección de estilo político
Cuando quieras decir “se acabó el acuerdo”, asegúrate de que el contrato de tu consejero en la empresa estatal esté firmado antes de soltar la frase, “Así no podemos continuar”.
Rompes. Pero solo la parte visible. Lo que realmente importa —los presupuestos, cargos, sillones— se queda. Y tú en el “cambio” pero también bien acomodado en la dirección.