No existe un Plan Nacional de Educación que piense más allá de la legislatura. Cada gobierno cambia el modelo educativo como si fuera un experimento ideológico, sin continuidad ni consenso. ¿Dónde está el plan que prevenga el abandono escolar, que prepare a los jóvenes para los desafíos del siglo XXI, que garantice igualdad de oportunidades? La educación debería ser el pilar de cualquier sociedad que aspire a progresar, pero aquí se ha convertido en un campo de batalla partidista.
La sanidad pública, uno de los mayores logros sociales, está siendo devorada por la falta de planificación. No hay un plan nacional de prevención en salud que aborde enfermedades crónicas, salud mental, nutrición o envejecimiento. Se invierte más en curar que en evitar que la gente enferme. ¿Es sostenible este modelo? No. ¿Es justo? Tampoco.
Los incendios forestales del último verano han sido una tragedia anunciada. Sin un plan de prevención medioambiental serio, los bosques se convierten en cenizas y las zonas rurales en desiertos. La lucha contra el cambio climático no puede depender de gestos simbólicos ni de titulares vacíos. Necesitamos una estrategia integral, con recursos, con ciencia, con urgencia.
La vivienda sigue siendo inaccesible para miles de jóvenes. La economía se gestiona con parches y promesas. Las pensiones se debaten como si fueran una carga, no un derecho. En todos estos ámbitos, la prevención brilla por su ausencia. No hay planes a largo plazo, no hay reformas estructurales, no hay compromiso con el futuro.
La administración pública parece vivir en un estado de urgencia permanente, reaccionando a los problemas en vez de anticiparlos. Esta cultura de la improvisación es incompatible con una democracia madura. Gobernar no es apagar fuegos: es evitar que se enciendan.
Queremos un gobierno que apueste por el presente, sí, pero sobre todo por el futuro. Que entienda que prevenir es gobernar con inteligencia, con responsabilidad, con humanidad. Que deje de mirar el calendario electoral y empiece a mirar el calendario generacional.
Porque si no se empieza a prevenir hoy, mañana será demasiado tarde.