"No puedo aceptar que esa neolengua vaticinada por Orwell vaya avanzando y ganando espacio en la sociedad"

Neolengua y Cáncer

Si han leído ustedes 1984, de George Orwell, se habrán encontrado al final con su apéndice titulado Los principios de neolengua, el idioma oficial de esa Oceanía imaginada en la novela distópica del autor británico sobre un futuro Estado totalitario, escrita en 1949 y que avanza que será en el año 2050 cuando se produzca la adopción definitiva de la neolengua. Échenle un ojo, porque este pasado 29 de octubre el Congreso de los Diputados ha dado un paso relevante en esa dirección…

Juan Ignacio López-Bas en un acto en Alicante
photo_camera Juan Ignacio López-Bas en un acto en Alicante

En mayo de 2019 se me invitó a participar en el acto de apertura de campaña de la candidatura del partido Ciudadanos en Orihuela, Alicante, candidatura que yo cerraba en apoyo de quienes la integraban de cara a las elecciones municipales de ese año. En mi discurso dije que no era del todo correcto, como se comentaba en la calle en Orihuela entonces, que en un determinado partido se hubiera instalado un cáncer, sino que ese partido era el cáncer para la ciudad. Admito lo impulsivo de la aseveración, pero me servía para enfatizar con esa analogía el contenido del mensaje que quería transmitir a la audiencia: el partido al que me refería no era bueno, sino un verdadero peligro para Orihuela. De hecho, sigo pensándolo.

Inmediatamente recibí críticas de personas de dicha formación. Lógico, por otra parte. Pero me llegó igualmente el reproche de quien en ese momento ostentaba la presidencia de la sección local de una asociación contra el cáncer, de la que casualmente soy miembro y a la que abono mi cuota anual. Esa persona, hoy cargo público con sueldo en el partido aludido, me recriminó el uso del término “cáncer” en la dialéctica política, algo a lo que respondí sorprendido aludiendo a mi libertad de expresión y a la utilización de los recursos que nos permite un idioma como cada cual podamos considerar. Me disculpé, cierto, por si le había incomodado, aunque todos sabemos que esa manera de disculparse no lo es realmente: la condición siempre anula la convicción.

"Seré claro, a riesgo de ser políticamente incorrecto. Pero lo haré desde lo que considero que es mi libertad y, sobre todo, de la lógica más básica para apartar de mi camino lo que considero un absurdo."

El Congreso de los Diputados, unos años después de lo que les he contado, ha venido hace unos días a enmendarme la plana de nuevo con una proposición no de ley presentada por el PSOE y aprobada por una abrumadora mayoría de 307 votos a favor. Una proposición no de ley que no vincula a nadie porque no es norma legal, pero que marca una posición de nuestro máximo órgano de representación política a la hora de actuar. Una proposición que rechaza la utilización peyorativa de la palabra “cáncer” (“la droga es el cáncer de nuestra sociedad”), sobre todo en ámbitos, se dice en la proposición, políticos, jurídicos o deportivos. También se estimaba necesario en la iniciativa eliminar de los discursos públicos metáforas bélicas (“batalla”, “ganar/perder”, “no lo superó” …).

"Asumimos la anormalidad como lo más normal del mundo"

Seré claro, a riesgo de ser políticamente incorrecto. Pero lo haré desde lo que considero que es mi libertad y, sobre todo, de la lógica más básica para apartar de mi camino lo que considero un absurdo. O Lo que es peor, incluso: un paso decidido en lo que Orwell anunció hace casi ochenta años que podría pasar en una sociedad donde, de momento solo a veces, asumimos la anormalidad como lo más normal del mundo.

En su Apéndice de neolengua nos cuenta Orwell que hay un tipo de vocabulario, denominado “Vocabulario A”, que consiste en palabras cotidianas a las que se le han purgado todas sus ambigüedades y distintas variaciones, a las que se les han restringido sus diferentes significados. El objetivo de ello es expresar pensamientos simples y objetivos, algo que se dice resulta inconcebible para propósitos literarios o para discusiones políticas o filosóficas. Y créanme que la noticia de que nuestros diputados hayan votado mayoritariamente por tachar, eliminar o restringir significados de una palabra que constan en el diccionario me parece tan irreal como peligroso, porque supone una intromisión insufrible e intolerable del poder político en algo tan propio de cada persona como es su pensamiento, su capacidad de generar mensajes, de hacernos entender y de entender a otros para comunicarnos, de señalar y describir la belleza y la bondad así como la fealdad y la maldad de las cosas de mil maneras imaginables.

"Nos quieren hacer renunciar a ser íntimamente libres, que es ser libres de verdad, con la excusa de que debemos evitar el uso de la palabra maldita como “sinónimo de hecho grupal destructivo”

De crear, en suma, a partir de esos procesos químicos y eléctricos que se dan en nuestro cerebro, de algún modo aún desconocido, la abstracción que nos eleva de un modo sublime sobre lo que solo es material y susceptible de ser oído, visto o tocado. Y nos quieren hacer renunciar a ello, a ser íntimamente libres, que es ser libres de verdad, con la excusa de que debemos evitar el uso de la palabra maldita como “sinónimo de hecho grupal destructivo” …

En mi recuerdo sé que una abuela, un tío y mi propio padre, al menos, murieron de cáncer. Como tengo amigos y conocidos que también perdieron esa batalla -me niego, como habrán adivinado ya, al eufemismo fácil que se nos impone-. Y trato también con personas que hoy viven esa lucha contra la enfermedad y que no están dispuesta a perderla, porque quieren ser más fuertes que ella. Y no creo, en absoluto, que esconder las palabras, disimular las expresiones, y sustituirlas con una falsa sonrisa de comprensión mal disimulada ante lo que es una mala noticia vaya a mostrar en mayor modo mi empatía y mi responsabilidad ante quien padece un cáncer.

"No puedo aceptar que esa neolengua vaticinada por Orwell vaya avanzando y ganando espacio en la sociedad"

Pero sobre todo no puedo entender, ni aceptar por ello, que esa neolengua vaticinada por Orwell vaya avanzando y ganando espacio en una sociedad, simplificándonos cada vez más, reduciéndonos a meras piezas de un engranaje que nosotros mismos hemos diseñado para eludir la verdad de que la vida no es siempre algo agradable o placentero. Y que si hay alguien que pretende que sea así es porque de esa manera es más sencillo manipularnos, conducirnos como a un rebaño y uniformarnos de la manera más radical e irreversible: empezando por nuestros pensamientos.

Y sí: claro que cada vez hay más gente que sobrevive al cáncer. Pero eso no le resta crueldad. Y jugar a no reconocerlo, desde luego, no ayuda.

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