La Comisión Koldo del Senado ha resultado una pifia aburrida y sin substrato

Pedro Sánchez, por una vez, no mintió: No contestó a nada

Acudió al hemiciclo -ese recinto solemne donde los senadores plantean exquisitas cuestiones que a veces exigen respuestas directas- y allí compareció el todopoderoso presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez. Pero, en la sesión de hoy, en la comisión de investigación del Caso Koldo, el presidente del Gobierno ofreció la que quizá sea su mejor actuación teatral hasta la fecha: una interpretación impecable del silencio medido. Porque decir “no me consta”, no recordar, no saber, quizá no es mentir. Pero, vaya, desde luego no es responder.

Pedro Sánchez o el arte de comparecer en el Senado 5 horas sin decir nada
photo_camera Pedro Sánchez o el arte de comparecer en el Senado 5 horas sin decir nada

I. Antecedentes en modo soporífero-irónico

La comisión de investigación del «Caso Koldo» investiga una trama en torno a Koldo García Izaguirre, el antiguo asesor de José Luis Ábalos, y otros, que supuestamente gestionaron pagos en efectivo, comisiones y contratos públicos dudosos.

El Partido Popular (PP) con mayoría en el Senado le citó a Sánchez para que diera explicaciones, creyendo que hoy era el día del “gran rato de preguntas incómodas”. Así pues: escenario montado. Expectación. Y un presidente listo para no responder.

II. El “gran” momento… sin respuestas

Algunas de las joyas de la actuación:

  • Sánchez calificó la comisión como “un circo” y “una comisión de difamación”.
  • Cuando le preguntaron si había tenido relación con Koldo García o con ingresos en metálico, muchas veces respondió “no me consta”, “no lo recuerdo”.
  • Reconoció que “en alguna ocasión” pudo haber liquidado gastos del PSOE en efectivo, siempre “con factura”. Pero no cuántos, cuándo, ni qué gastos.
  • El PP le acusaba de esquivar, y los senadores contaban más de 40 evasivas en la jornada.

Entonces sí: por una vez no mintió en el sentido estricto de decir lo contrario de lo que sabe, pero tampoco respondió. Un silencio activo, diligente, estratégico.

III. Irónico balance-editorial

Bravo por la transparencia: quien exhibe “no me consta” con aplomo transmite la seguridad del que sabe que no será rebatido.

Bravo por la economía discursiva: las evasivas redujeron al mínimo la posibilidad de quedar atrapado en contradicciones (menos es más).

Bravo por el timing: cinco horas en el hemiciclo, sin colapsar por respuestas comprometidas.

Pero: No responde tampoco. Y ese “no responder” es materialmente similar a “no mentir” pero “no aclarar”.

  • ¿Dónde están los montantes de los pagos? Se evaporaron en un “no me consta”.
  • ¿Relación con Koldo o Aldama? “No la tuve” + “no lo recuerdo” = zona gris.
  • ¿Sobresueldos en el PSOE? “No existen” pero reconocimiento tácito de gastos en efectivo.

En definitiva: la frase “por una vez no mintió” admite su gama irónica porque lo que hizo fue convertirse en el campeón del silencio con factura.

IV. Cierre

Si usted esperaba grandes revelaciones, montañas de documentos, confesiones explosivas o alguna devoción por el “todo debe ser dicho”, lo siento. Ha visto al presidente que no mintió… pero que decidió que no responder era la mejor forma de mantenerse en pie, con gafas nuevas, tono firme y ninguna cifra clara.

Porque, a veces, la ausencia de mentira se vende como la victoria de la verdad. Pero también puede ser la estrategia de quien prefiere que nada cambie. Y hoy, precisamente, todo ha quedado tal cual.

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