Viene a cuento esa introducción a que la decisión de la cúpula de Junts de “romper” visualmente con el PSOE no tiene a Carles Puigdemont como su máximo adalid, si no a los alcaldes y concejales de su partido en Cataluña. Los números indican que Junts gobierna en 334 municipios catalanes (es el partido que más municipios gobierna en Cataluña) y tiene unos 2.683 concejales, aproximadamente. Ellos, los concejales de Junts x Catalunya, han sido los que han forzado a cambiar el rumbo de la estrategia y poner por delante el poder municipalista frente al futuro del líder fugado. Aunque lo vistan como lo vistan…
Porque lo que se dirimió en Perpignan el pasado fin de semana es si el partido (Junts) implosionaba aferrado a la idea de una amnistía para Puigdemont o plantaba cara a una Silvia Orriols y Aliança Catalana que, al decir de todas las encuestas públicas y privadas, consiguen un “sorpasso” que deja a Junts con la mitad de votos y, prácticamente, con menos de la mitad de cargos municipales para el 2.027 si todo sigue igual.
Y para que nadie tuviera dudas, Aliança Catalana combatió en la calle, en paralelo a la reunión de Puigdemont en Francia con su ejecutiva, batiendo el récord de “carpas informativas” montadas simultáneamente en 42 localidades de toda la geografía catalana, demostrando una fuerza municipalista y enseñando garras, dientes y estrategia a sus rivales políticos de Junts y, atención, también a los 2.895 concejales de ERC.
Silvia Orriols y los suyos tienen claro que ésta es la oportunidad de establecerse como partido global y acabar “comiéndose” a Junts y parte del electorado de Esquerra, así como situar como irrelevantes a los extremadamente “calientes” chavales de la CUP. A Aliança Catalana le interesa que la radicalización de la CUP y de muchos elementos de ERC se produzca, para centrar a la propia formación de Orriols. Centrar a ojos del electorado catalán, se entiende, para parecer un partido de gobierno real, de carácter municipalista, próximo a la ciudadanía y al pueblo, que tiene un discurso sin fisuras y no se esconde ante los grandes problemas (inmigración, delincuencia, infraestructuras, impuestos).
Una estrategia que los partidos políticos de siempre no pueden defender de ningún modo al carecer de argumentos para hacerlo tras tantos años de gobiernos y de tomas equivocadas de decisiones en todos los estamentos locales, comarcales, autonómicos e, incluso, a nivel estatal.
En definitiva, Silvia Orriols atacará, en año y medio, el “modus vivendi” de 2.683 cargos municipales de Junts, como primera batalla y, por si acaso, también a los 2.895 de ERC. De ahí el nerviosismo de las cúpulas de ambas formaciones “de siempre”. No es sólo perder poder territorial lo que está en juego si no miles de sueldos, de enchufados y de ingresos que debilitaría de muerte a las cúpulas de esos partidos. Esa es la autentica estrategia de Silvia Orriols y sus compañeros de Aliança Catalana: hacer más débil al enemigo, perdón, al rival político.