Necesitamos afrontar el futuro a través de líderes con verdadero compromiso de servicio al bien común

El compromiso de servir en cargos públicos

Si preguntáramos a la ciudadanía, en la calle, cuál sería la mejor cualidad de un servidor público, quizás responderían que la honestidad. Quizás el mérito. Lamentablemente, las dos cualidades faltan en nuestros políticos actuales.

Servidores públicos
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El mérito

Por desgracia en España no se valora la meritocracia sino que vivimos en una dictadura de los partidos políticos en donde los afines y leales a sus líderes escalan puestos en la administración a marchas forzadas, tengan o no titulación, formación o méritos para ello. Con tan solo seguir las directrices, entonar los eslóganes adecuados y poco más...a vivir del cuento. Y cuando ya no puedes escalar más, no te preocupes, te colocaremos en alguno de los chiringuitos o puestos a dedo con un buen sueldo para un retiro dorado.

La gente se asustaría al conocer la cantidad de políticos "profesionales" que se han dedicado toda su vida a ello, saltando de un cargo a otro, cobrando dietas, con sueldos completitos y abundantes y en alguna ocasión sin pagar los impuestos correspondientes (como las dietas que cobran los elegidos al Parlament de Catalunya, unos 1200-1400€ al mes, libres de impuestos vayan o no vayan a las sesiones).

La honestidad

BUF! Todos sabemos que eso escasea en nuestra clase política. Todos mienten sin cumplir sus promesas... o "modulan su opinión” según se dice ahora. Y nadie dimite cuando es pillado "in fraganti" por hemerotecas o periodistas que investigan un poquito y que alzan la voz. Tampoco se auto inmolan cuando claramente son responsables de una catástrofe por su ineptitud. Simplemente disfrazan sus acciones o la falta de ellas y dejan correr el tiempo hasta que el caso pierde frescura por el paso del tiempo y todo se olvida.

Lo peor de todo es que los ciudadanos al final nos acostumbramos a todo y lo normalizamos. No salimos a exigirles nada. Preferimos mantenernos al margen y mirar de reojo y sonrojo lo que sucede con nuestros gobernantes. Mientras no nos salpique seguimos alucinados, pero en casita con nuestras cosas.

A mi entender hay que rearmar la sociedad de valores y recuperar la dignidad sin permitir que nos toreen y nos zarandeen.

La línea divisoria entre la verdad y la mentira, entre la civilización y la barbarie, entre la honestidad y la corrupción, no se encuentra nunca en una frontera geográfica entre pueblos (como nos dicen los independentistas), ni en la tendencia ideológica (como nos quieren vender los gobernantes actuales con el voto del miedo) sino que está en la frontera moral de cada individuo.

Por ello es vital retornar al sendero que nos permita recuperar los valores transcendentales. Los que hacen a los hombres y mujeres libres, dignos y responsables.

Necesitamos un cambio de timón con una educación moral alejada de paternalismos, culturas woke y discursos vacíos para afrontar el futuro con líderes con verdadero compromiso de servicio al bien común. Líderes con voluntad de servicio sin contraprestaciones escandalosas que asuman sus responsabilidades y compromisos. Líderes que sepan renunciar y dimitir de sus cargos cuando su labor no sea la idónea o por la pérdida de la confianza que en ellos se depositó. Líderes que vuelvan a sus empleos una vez acaben sus responsabilidades sin despachos y secretarias, coches oficiales y pagas extras.

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